¡Hola a todos!
Siento el retraso pero ya he vuelto y con una nueva historia desarrollada en Navarra, en la Foz de Lumbier, con un gran misterio. ¡Espero que os guste!
Mientras, el maquinista, dejaba su puesto en la locomotora y desaparecía con un pico en el hombro. Nadie le dio mucha importancia, ya que pensaban que estaría quitando los escombros de la vía. El segundo maquinista estaba buscando otras herramientas, para acudir a ayudar a su compañero.Todo parecía normal, aunque había una bandada de buitres volando vertiginosamente sobre ellos, hecho que a más de uno le ponía nervioso. De pronto se oyeron unos gritos desgarradores detrás del tren. Los pasajeros fueron corriendo hacia donde habían escuchado los lamentos. Todos se quedaron perplejos al ver que había un joven tumbado en el suelo desangrándose y el maquinista a su lado de rodillas con arañazos en la cara y en las manos. Había un gran charco de sangre, que había salpico también hasta el pico, con el que algunos había visto desaparecer al maquinista. Entre los pasajeros viajaba una enfermera,que intentó ayudar al joven sin éxito, porque a los pocos minutos expiraba sin recuperar el conocimiento. El revisor trató de comunicar por radio lo sucedido, pero en aquella zona se perdía la señal y le resultó imposible hacerlo.Mientras tanto, un pasajero había conseguido atravesar el desprendimiento hasta Lumbier y vino acompañado por una pareja de la guardia civil y personal de mantenimiento de la estación.
Los guardias, sin dudarlo, tomaron por asesino al asustado maquinista, a pesar de que él, repetía y repetía,que no había hecho nada. Lo único que recordaba de ese momento es que cuando se acercó a ver los daños del desprendimiento,oyó unos gritos en la parte de atrás de los vagones y corrió a ver qué pasaba. Entonces algo oscuro cayó sobre él y lo dejó inconsciente, hasta que despertó rodeado de gente que lo miraba con aprensión. ¿Conocía el maquinista al joven que murió en las vías? No ¿Tenía el maquinista algún trastorno psicológico que le hubiera conducido a cometer tan horrendo? No ¿Tuvo el maquinista alguna conducta improcedente en aquel aciago día? No. Todo eran negativas a cualquier pregunta que apuntara hacia el mal proceder del maquinista, pero... Nadie quiso creer en su relato. Tampoco tuvieron en cuenta las declaraciones del segundo maquinista, que defendía a su compañero y lo calificaba como un profesional excelente y serio. Había que buscar un culpable rápidamente, para limpiar la imagen de la línea férrea.El maquinista fue condenado como culpable de asesinato. Varias semanas después, el tren se disponía a realizar el trayecto de Pamplona a Sangüesa. Tras lo sucedido, muchos viajeros se resistían a utilizar este transporte, pero poco a poco se había ido dejando de hablar del incidente, se recuperó la confianza y en aquella ocasión, un gran grupo de personas, esperaban en la estación para coger el tren.El ayudante de maquinista se enfrentaba hoy a su primer día como maquinista jefe. Aunque echaba de menos a su antiguo compañero, estaba contento por el ascenso, que económicamente ayudaría a vivir mejor a su familia. La locomotora impulsaba al comboy a toda velocidad.Todos los pasajeros estaban distraídos. El maquinista en su cabina tarareaba una canción, aunque no por eso dejaba de estar concentrado en su trabajo.
De repente, divisó a lo lejos, que en la vías se divisaba lo que parecía una gran roca y tuvo que accionar los frenos para detener el tren.Los pasajeros oscilaron bruscamente en sus asientos. El revisor trató de calmar a los pasajeros y les pidió que permanecieran en sus asientos, pero la gente no le hizo caso. Las mujeres y los niños se asomaron por las ventanillas, mientras los hombres descendían de los vagones, al darse cuenta del punto exacto dónde se habían detenido.LA noticia había salido en todos los periódicos, por lo que se dieron cuenta de que estaban en el lugar que habían calificado como "Las vías de la muerte" y aquello les hizo recordar lo sucedido. El maquinista fue condenado sin apenas posibilidad de defensa. En opinión de los testigos, nadie más había podido cometer aquel horrible crimen.
Mientras tanto el joven maquinista ya estaba cogiendo un pico para quitar los escombros, mientras los pasajeros seguían hablando del asesinato. Estaban tan distraídos que no notaron que una bandada de osados buitres les rodeaba por el aire con gestos de ferocidad, y que cada vez se acercaban más a ellos. El maquinista había terminado de quitar las rocas, así que recogió sus herramientas y fue a llamar a los pasajeros para que subieran al tren. Cuando todos se disponían a hacerlo, un buitre descendió del cielo y atacó al maquinista. Tras este, varios más cayeron sobre otros pasajeros.Algunas personas lograron refugiarse bajo los vagones, otras huyeron y avisaron a la guardia civil que acudió de inmediato, pero ya era tarde para algunos de los pasajeros que murieron por las heridas. La tragedia sería largamente recordada. Después de muchas investigaciones llegaron a la conclusión de que los buitres atacaban a las personas debido a la nueva normativa que obligaba a los ganaderos a enterrar los animales que se les morían y al abandono de las buitreras. Los buitres pasaban hambre y de carroñeros habían pasado a ser cazadores, perdiendo el miedo incluso hacia los humanos. Hubo algo positivo en esta historia y es que las apariencias, a veces, engañan.El giro de los acontecimientos puso de manifiesto la inocencia del primer maquinista, que al poco tiempo fue liberado.No pudo volver a su puesto de trabajo, ya que cerraron la ruta por los desprendimientos, aunque algunos dicen que el cierre fue debido al haberse convertido en un tren maldito.